Bienvenido a las Casas del Mejorato
Mis primeros recuerdos de Priego de Córdoba son en blanco y negro, como las fotos que consiguieron capturar algunos de ellos: mi estampa con vestidito blanco y dos colas con tirabuzones esperando ansiosa mi turno para que mi abuelo, el Caranbarro, me paseara en su burro. Los encuentros en el huerto de la familia, con mi tío Francisco y mi padre compartiendo vinos, abrazos y carcajadas mientras mis primas, mi hermana y yo hacíamos trastadas en la acequia, remojón incluido. Las visitas con mi padre al Bar los Pinos, del que aún recuerdo el sabor del picadillo, o aquel pequeño local, diría que un sótano, donde comíamos un queso absolutamente delicioso…
Las Casas del Mejorato
Nunca había sido consciente entonces de lo que me rodeaba, de lo privilegiado del entorno. No fue hasta la muerte de mi padre cuando empecé a ver lo ya conocido con unos ojos nuevos. A erizárseme la piel cuando los campos de olivos empezaban a monopolizar el paisaje en la carretera de camino al pueblo y a descubrir realmente todo lo que había tras los recuerdos de mi niñez…
Priego es el barroco de sus iglesias, es la Tiñosa y el Parque Natural de las Sierras Subbéticas, son los tejeringos con chocolate y los desayunos de tostada con tomate y jamón y zumo de naranja, Priego es su Semana Santa, que conocí hace sólo dos años y que, por mucho que te la expliquen, hasta que no la vives es imposible que entiendas lo grande que es. Priego es su patrimonio, su arte, cada calle, cada rincón, cada una de sus aldeas. Priego es su aceite de oliva virgen extra, el mejor del mundo. Y su gente, cálida y acogedora.
Priego, además de ser uno de los pueblos más bonitos de España, es mi pasión y algo que quiero compartir con todo aquel que se anime a descubrirlo.
Pasa, pasa, estás en tu casa.
Solo por la evocación de esos recuerdos, ya vale la pena la visita a este pueblo tan maravilloso!!!
Mil gracias Eli! Cuando quieras, esta es tu casa! 😉